La influencia soviética de WhatsApp: “sin anuncios, sin juegos, sin trampas”

En el sector de las apps móviles de mensajería instantánea WhatsApp no destaca únicamente por ser la más utilizada por los usuarios (430 millones de usuarios activos cada mes), sino también por ser la más diferente. El producto creado por Jan Koum y Brian Acton cumple una única función: la de enviar y recibir mensajes. Sin pegatinas, anuncios, merchandising, posibilidades de mCommerce o pagos móviles. Nada. Simple y llanamente mensajería.

En las oficinas de la empresa en California trabajan 50 empleados (casi la mitad son ingenieros) y muy pocos medios han tenido acceso al cuartel general de WhatsApp. Sobre la mesa de Jan Koum hay un post-it que reza: “sin juegos, sin anuncios, sin trampas”.

Así podría definirse la filosofía de WhatsApp, que la sitúa en las antípodas de la mensajería instantánea. En el mundo de las comunicaciones móviles conviven múltiples apps y modelos de negocio diferentes. Line ingresa más de 100 millones de dólares cada trimestre gracias a las pegatinas y WeChat más o menos lo mismo gracias a los juegos y a los pagos móviles. Sin embargo, WhatsApp tan solo cobra una cuota de suscripción anual de un euro.

“Aunque nacimos en 2009 seguimos siendo una startup con 50 empleados. Lo que nos interesa es facilitar la comunicación entre los usuarios”, afirmó Koum en una entrevista realizada en la conferencia DLD Munich hace pocos días. “No nos interesa competir con otros que permiten enviar fotos o mensajes que se autodestruyen. Es lo bueno de un mercado abierto, en el que los usuarios pueden encontrar y escoger otras apps en función de sus gustos”, continuó diciendo.

Desde Ucrania hasta California

La visión de Koum de su producto y empresa está claramente influenciada por su infancia. A los 16 años él y su familia emigraron a California, escapando de la pobreza que caracterizó la vida de muchos en la antigua Unión Soviética y en su Ucrania natal. “Me crié en un país en el que la publicidad no existía, y esto ha tenido un profundo impacto en mi forma de ver las cosas”, explicó.

“Dos calles más abajo de donde tenemos ahora mismo las oficinas mis padres acudían a comprar cupones de comida para ir tirando”, dijo. Este pasado probablemente ha influenciado la forma de ser de WhatsApp —una empresa sumamente hermética— y su estructura y modelo de negocio —“sin juegos, sin anuncios, sin trampas”.

El futuro del producto

No existen datos sobre el negocio de WhatsApp, aunque muchos afirman que la app ya es rentable a estas alturas. “Estamos en la etapa de crecimiento, de captación de usuarios, más adelante nos centraremos en la monetización”, asegura Koum. “Nuestro objetivo es estar en todos los smartphones del planeta y es algo que no hemos conseguido todavía.”

Más de 430 millones de usuarios utilizan WhatsApp cada mes y en el mundo existen en estos momentos más de 1.200 millones de smartphones, por lo que la empresa todavía tiene margen de crecimiento. “Queremos construir una empresa de la que nos sintamos orgullosos y eso estamos haciendo”, afirmó Koum antes de finalizar su intervención.

Fuente: genbeta.com


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