Apple Watch

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We have one more thing‘. Esa es la frase con la que Tim Cook comenzaba a desvelar un producto del que llevamos cerca de año y medio oyendo hablar o leyendo. . Esos rumores se habían acrecentado en los últimos meses en los que los smartwatch parecían ser la tendencia del año. Pues bien: ya tenemos con nosotros el reloj inteligente de Apple: el Apple Watch.

El vídeo introductorio comenzaba a aclarar las dudas: se trata de un reloj con formato cuadrado, pero con elementos circulares en su interfaz de usuario. El diseño del dispositivo ha sido claramente uno de los aspectos destacados de un reloj que según Cook «es el siguiente capítulo en la historia de Apple«.

Diseño

Es evidente que el Apple Watch es un producto en el que el diseño ha desempeñado un papel fundamental. Apple explicaba por ejemplo cómo se han diseñado seis tipos de correas distintas, cada una de las cuales se conectan con distintos tipos de mecanismos de ajuste al reloj.

El Apple Watch llega en dos tamaños, que parecen claramente orientados a poder cubrir tanto al público masculino como a un público femenino que seguramente aprecie la versión de mayor tamaño. Apple lanzará tres ediciones del Apple Watch: la normal, la edición «Sports», con carcasa de aluminio, y la llamada Apple Watch Edition, que estará fabricada con una carcasa de oro de 18 kilates.

La interfaz táctil no es suficiente: la ruedecilla como elemento diferenciador

Cook ha sido el protagonista de la presentación del Apple Watch, un dispositivo con el que trataba de diferenciar los métodos de interacción del pasado: el ratón en el caso del PC, la interfaz táctil en el caso del teléfono. Eso no era válido para este nuevo desarrollo.

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En el Apple Watch el control se basa en gran parte en la ruedecilla de la parte lateral, que precisamente es de un tamaño algo más destacable para permitir esa interacción. Los gestos de giro de la ruedecilla permiten ir accediendo a distintas aplicaciones y funciones, aunque eso sí, la pantalla es táctil y sí permite ofrecer respuesta a ciertos gestos en la pantalla, y que de hecho no solo reconoce que hay contacto, sino la fuerza de ese contacto.

De hecho, como explicaba Cook, las pequeñas pantallas del iWatch no hacían posible trasladar la experiencia del iPhone: «lo que no hemos hecho es coger el iPhone y apretujar la interfaz de usuario para luego acoplarla a tu muñeca«. Esa ruedecilla sirve por tanto para hacer el zoom en un mapa -por ejemplo- que no podríamos hacer con el gesto de pinza, o para hacer scroll sobre cierta lista.

Sensores y carga inalámbrica

En la parte trasera encontramos varios sensores que toman datos de nuestra muñeca, como nuestro pulso, además de contar acelerómetro y giroscopio, que entre otras cosas permiten monitorizar nuestra actividad física… o al menos, parte de ella. Esa parte trasera es al mismo tiempo un conector MagSafe con carga por inducción: llega la carga inalámbrica con el Apple Watch

De hecho, en el vídeo introductorio grabado por Jony Ive se nos explicaba cómo en el interior de estos dispositivos podemos encontrar dos chips muy especiales, el llamado Taptic Engine y el procesador Apple S1, especialmente diseñados para responder a las necesidades de este dispositivo.


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